“Chile no es un país minero, sino una potencia minera” es lo que mejor define la posición actual del país respecto de la minería, realidad que se proyecta con una inversión de US$ 50 mil millones en nuevas iniciativas privadas y de Codelco para el periodo 2010-2017; y donde Tarapacá se suma a esta actividad de clase mundial, con los proyectos “Hipógeno” de Quebrada Blanca y la “Ampliación de Collahuasi”, por un total de US$ 6.200 millones.
Tal es el escenario que vislumbra la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), que ayer realizó un curso para periodistas, con el fin de acercar la realidad y escenarios del sector, el cual a juicio de Alberto Salas, presidente de la entidad, se ha transformado en la actividad productiva más importante del país.
Durante la exposición, Salas indicó que a la fecha el sector se es el pilar de la economía chilena, representando el 61,2 por ciento de las exportaciones del país, el 19 por ciento del PIB nacional y el 25,1 por ciento de los ingresos totales del Fisco, lo que implica que de 4 pesos que recibe el Estado, uno proviene de la minería.
Situación que fue corroborada por Juan Luis Ossa y Alvaro Merino, asesor legal y gerente de estudios de Sonami, quienes en sus exposiciones reafirmaron la posición que tiene el país, donde pese a representar el 0.6 por ciento de la superficie terrestre del planeta, posee las mayores reservas de cobre, nitratos, litio y yodo, entre otros; transformándose en el primer productor de cobre y molibdeno a nivel mundial, junto con ser líderes en la producción de nitratos.
Durante el encuentro, los expositores de las empresas mineras de la región también entregaron lineamientos acerca de las etapas del proceso minero, régimen legal, concesiones; y las mejoras y regulaciones que hoy se hacen necesarias para generar una mayor competitividad al sector, especialmente, en materia ambiental y productiva.
Asimismo, Salas indicó que las ventajas de la minería en materia productiva “es que es una actividad eficiente, con un alto nivel de productividad, a lo cual se suma ser el sector con una menor tasa de accidentabilidad laboral, la mayor tasa de sindicalización y con las más altas remuneraciones del mercado, entre otros”.
DESAFIOS
Pero al amén de los buenos indicadores, un aspecto no menor en esta gestión es el tema ambiental. Según Salas, si bien la minería es un negocio de largo plazo, tiene internalizado que su desarrollo tiene que ser sustentable, en armonía con sus trabajadores, proveedores y con los otros sectores productivos.
DESAFIOS
Pero al amén de los buenos indicadores, un aspecto no menor en esta gestión es el tema ambiental. Según Salas, si bien la minería es un negocio de largo plazo, tiene internalizado que su desarrollo tiene que ser sustentable, en armonía con sus trabajadores, proveedores y con los otros sectores productivos.
“Las empresas tienen que ser responsables respecto del medio ambiente. La Sonami no defiende ninguna mala práctica. Abogamos por las buenas prácticas, y tenemos un énfasis respecto de cómo mitigar y cómo hacerlo mejor, porque las empresas saben que ahí tienen asegurado su estabilidad en el largo plazo. Por lo tanto, cuando las cosas se hacen mal, hay que hacerse responsable, mitigarlas, repararlas y explicarlas, y no esconderlas”.
En ese contexto, acotó que existen nuevos desafíos para el sector, como es definir políticas públicas respecto del uso eficiente del recurso hídrico y asegurar el suministro energético para 30 años más, junto con fomentar la asociatividad e innovación, para mejorar la competitividad de la minería.
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